Es un acto despreciable, condenable, viejo cochino, en todos lados pasa lo mismo, la iglesia, las religiones, los entrenadores, todos son iguales, pobre niño, pero decimos: veamos el video otra vez y además lo compartimos con todo mundo y claro acompañado de un mensaje de repulsión para que en redes sepan que me indigna este tipo de actos y la gente que expone a nuestros niños. Claro, porque si hago algo en la casa o leo y me informo eso no se nota, pero si lo manifiesto en redes por supuesto que se notará.
Justo en el mes en el que se celebra el día del niño dedicaría un espacio a las infancias aunque quizá no a las que tenemos en el foco, será a esas infancias que hemos hecho invisibles, sí, hablar del día del niño no es el juguete y la celebración, porque niños son niños de diferentes edades y en diferentes contextos, contextos de desnutrición, de cárcel, de muerte, de niños trabajado, de niños abusados sexual, física y psicológicamente, niños en situación de guerra, niños migrantes, niños en redes siendo víctimas de adultos o compañeros ya sea ciberbullying, acoso, sexting, grooming; porque sí, todo esto tiene un nombre y es lo que está sucediendo.
Pero ahora que el video del Dalai Lama circula y llama nuestra atención y enciende nuestro origen opinologo mismo que les recuerdo se activa en algunos al momento de tener una red social podríamos empezar por preguntarnos ¿por qué salió hasta apenas el video?, quién lo compartió ahora y cuál fue la motivación y la motivación de que fuera en este momento porque no es de este mes, ni del anterior, y no, no me salgan con que quieren manchar una figura, una figura de paz, una figura sagrada, entendamos que nosotros somos quienes le damos ese pedestal, ese lugar o asignamos lo sagrado a la persona y más sagrados son nuestros niños.
Porque por supuesto que una disculpa no es suficiente, hasta creí que el Dalai Lama estaba siendo juzgado en nuestro sistema penal y que por ser una figura pública por cierto “muy pública” la disculpa estúpida será suficiente y exime al protagonista de este acto nefasto cometido en contra de un niño y no, no estoy exagerando porque de otra manera estoy normalizando, así que no, no será suficiente.
Por supuesto que es deplorable, no tengo ni la mínima duda de eso, por supuesto que nos puede y nos debe indignar, pero por qué no lo hacemos para abrir la conversación en casa sobre el tema, por qué no lo usamos de pretexto para generar la conversación con los niños con la familia o pronto nuevamente en las escuelas, para darle nombre y explicar qué es lo que pasa y que ellos como niños, como niñas tienen derecho al respeto y a la protección aún más a la protección de los adultos, porque desafortunadamente no todos los adultos los van a proteger y a cuidar. Porque en palabras de Marisol Madero un niño bien informado tiene más oportunidades para no ser víctima.
Porque lo monstruoso que no es viral pero sí real es que aproximadamente el 93% de niños o niñas abusadas conocen a su agresor, lo real es que de acuerdo a la OCDE desde 2021 México ostenta el primer lugar en abuso sexual infantil y que de acuerdo al Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes en el país, 23 mil adolescentes de entre 12 y 17 años sufrieron algún tipo de agresión sexual y entendamos que abuso sexual puede ser desde el manoseo, la masturbación, la comunicación obscena, el exhibicionismo así como el producir, poseer o compartir imágenes pornográfica en las que participen niñas o niños, ¡ojo con esto!
Real es que 6 de cada 10 violaciones fueron cometidas en casa, que en estos casos el 60% de los agresores son un familiar o pertenecen a un círculo cercano, que es monstruosamente real que 2 de cada 10 niños van a vivir abuso sexual antes de cumplir los 18 años y que en estos casos las niñas son 30% vulnerables y los varones un 15% a que sean víctimas de una violación, es viral quizá no en redes pero si en el mal que está atentando contra nuestras infancias.
Real es que en un mes considerado para la celebración de nuestras infancias en diversos contextos esto sucede hoy que lamentablemente no es de ayer, sino que es el día a día, que tenemos a niños secuestrados víctimas de trata que hoy son quienes viven las bajezas más grandes e impensables que se pueden cometer contra ellos y que somos nosotros los que vivimos en este espacio, en este municipio, en esta localidad y en este país con el deshonroso pero real primer lugar en abuso infantil.
Que no por nada fue nombrado por la ONU como el crimen encubierto más prolongado de la historia y que para entenderlo y dejar de negarlo entre nosotros debemos conocer y reconocer lo que pasa; lamentablemente de cada 1000 casos solo hay 100 denuncias de estas 10 llegan ante un juez y 1% recibe una sentencia y que tampoco es algo que sea un delito exclusivo del género masculino pues el 15% de los agresores sexuales son mujeres.
Que nos indignen estos datos porque nos muestran esa realidad de la que estamos opinando todos, ¡Ésta es la realidad de algunas de nuestras infancias! Y también es real que 1 de cada 5 niños en internet va a ser abordado por un pedófilo, uno de los 750 mil que la UNICEF tenía identificados hasta 2010. En donde pasan el tiempo hoy tus hijos, tus sobrinos, tus amigos, entonces de qué hablamos con nuestros niños y esas niñas, porque si nosotros no estamos hablando ellos si están hablando, aunque no sepamos de qué o con quién. Sabías tú que en 2021 durante el contexto de pandemia aumentó 117% la producción y consumo de pornografía infantil: ¿quiénes eras esos niños? ¿quiénes lo hicieron?, ¿quiénes son esos niños y niñas?, ¿dónde estábamos como tribu de esos niños y niñas?
Por estas y más preguntas cerraré la opinión de esta semana recordando un proverbio africano que versa de la siguiente manera “El niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto, quemará la aldea para poder sentir su calor”; entiendes entonces que tu indignación en redes nos ayuda muy poco, porque nosotros somos esa tribu y la pregunta sería: ¿Hoy estamos abrazando a esos niños y niñas?
Dra. Alma Lorena Pérez Tlapanco