La tarde de este lunes quedará marcada como una fecha en la que a muchos mexicanos nos quedó claro que el que manda en México no es el presidente Andrés Manuel López Obrador, al menos no del todo y no, tampoco se hace lo que al señor le da la gana.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), invalidó (con nueve de once votos a favor), la primera parte del Plan B de la Reforma Electoral que propuso López Obrador.
Hay que recordar que el Plan B nació después de que la Reforma Electoral fuera votada en la Cámara de Diputados y posteriormente discutida y analizada en la Cámara de Senadores donde se observaron varias violaciones en el marco jurídico del Instituto Nacional Electoral (INE), instituto que prácticamente sería modificado en su totalidad, y muy a favor de Morena, en caso de que la reforma hubiera sido aprobada y sin modificaciones.
Este lunes, la SCJN que encabeza la ministra Norma Lucía Piña Hernández, dio el manotazo de la democracia, pues el Plan B, seguía incurriendo en graves violaciones al debido proceso legislativo, por lo que se tuvieron que eliminar dos de seis reformas dentro del Plan B; la primera la Ley General de Comunicación Social y la segunda la Ley General de Responsabilidades Administrativas. Aunque las otras cuatro reformas que integran el paquete serán analizadas en una sesión futura y todo parece indicar que también serán desechadas o modificadas.
Y bueno, no resultó extraño que Yasmín Esquivel (la que presuntamente plagió la tesis) y Loretta Ortiz, fueran las dos ministras que votaron en contra, ya que ellas fueron propuestas al cargo directamente por el presidente López Obrador.
Entonces ahora al inquilino de Palacio Nacional solo le queda el Plan C, que por cierto, el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López, ya mencionó en su cuenta de Twitter y dijo, se realizará en las urnas, me imagino que se refería a esas mismas urnas que el presidente quería modificar y vulnerar a su favor, habrá que esperar para tener conocimiento de ese tercer y nuevamente fallido plan.