Las elecciones del pasado fin de semana en Coahuila y el Estado de México dan mucho material para el análisis político. En sí mismas fueron un laboratorio electoral que, como siempre ocurre en cada proceso, aportan información valiosa para el ojo entrenado.
La primer discusión que quiero abordar es la relativa al gremio de las encuestas, ya que muchos analistas afirman que se equivocaron, sobre todo en las estimaciones del Estado de México. Algunos dijeron que esas encuestas estaban “cuchareadas” con el propósito de crear la percepción de que la elección estaba decidida. Otros acusaron a los encuestadores de incapaces o de corruptos. Los más diligentes señalaron que los ciudadanos esconden el verdadero sentido de su voto al memento de ser entrevistados por un encuestador.
MAS DATA trabajó en el Estado de México, en este proceso nuestras encuestas no se publicaron. Sin embargo, las estimaciones que hicimos resultaron sumamente precisas, casi perfectas. Pudimos estimar correctamente el resultado de estas elecciones gracias a que aprendimos a “calibrar” las proporciones adecuadas de quienes podrían realmente votar por MORENA. Supongo que mis colegas encuestadores habrán aprendido la lección y ya están buscando soluciones.
Debo aclarar que no todas las encuestas fallaron y que no todas volverían a acertar. Lo que ha cambiado en los últimos años es el entorno social y político en donde los encuestadores hacemos el trabajo, dificultando nuestra capacidad de leer adecuadamente el escenario. En México hay encuestadores capaces y calificados, no me queda duda que las encuestas seguirán siendo el instrumento básico para planificar, evaluar y dar seguimiento a campañas políticas y elecciones.
Otra cuestión que quisiera abordar es la supuesta ventaja de 20 puntos o más con la que arrancó Delfina Gómez sobre Alejandra del Moral. Tengo mis dudas de tal ventaja. Cuando nosotros comenzamos a medir en el Estado de México la diferencia era menor a 10 puntos y no cambió en las últimas semanas de campaña. Me sorprendió la incapacidad de ambos equipos de mover las preferencias e incluso de incentivar la participación. Nosotros medimos a principios de mayo que la participación sería cercana al 50% de la lista nominal de electores, y nunca cambió.
Cuando comparamos los resultados oficiales del PREP de la elección del 2023 con la de presidentes municipales del 2021, nos damos cuenta de que las fuerzas políticas mantuvieron más o menos las mismas proporciones de voto. La coalición del PAN PRI PRD obtuvo 2.87 millones de votos en 2021, equivalentes al 23.2% de la lista nominal vigente en ese año; en 2023 obtuvo 2.75 millones de votos equivalentes al 22.3% de la lista nominal, una pérdida de 0.9%. Por el lado de MORENA, PT y PVEM observamos que la ganancia fue de 535 mil votos al pasar de 2.73 millones a 3.27 millones, equivalentes al 22.1% de la lista nominal en 2021 contra el 26.5% en 2023.
La diferencia en las elecciones del Estado de México con respecto a 2021 fue la transferencia de los votos de los partidos que desaparecieron (PES, FXM, RSP) y de MC que no participó. Entre los 4 partidos obtuvieron el 7.0% de la lista nominal vigente en 2021. En 2023 una parte de esos votos se fue a la coalición de MORENA, PT y PVEM, y otra a la abstención.
La participación fue del 50%, lo que representa la más baja para una elección de gobernador del Estado de México desde que comenzó la alternancia democrática en el país. Con una baja participación crece la importancia relativa de las estructuras electorales, los programas sociales y el voto corporativo. El abstencionismo ocurre cuando ninguna las opciones es atractiva o cuando los ciudadanos creen que en las elecciones no se juega nada importante, en ese momento el ciudadano dice: “tan malo uno como el otro, me da igual quien gane”.
Alejandra del Moral no logró despertar de su letargo a las clases medias ante el peligro de que Delfina Gómez y MORENA ganara las elecciones, tampoco logró posicionarse como una opción de cambio capaz de corregir el rumbo implantado por el PRI. En el Estado de México ganó la indiferencia y la inercia favorable a MORENA ¿Por qué fue ineficaz la campaña de Alejandra del Moral? Porque su designación fue consecuencia de un acuerdo político entre grupos de poder tradicionales, la sociedad no participó en la decisión y por lo tanto esa candidatura era percibida por millones de mexiquenses como una extensión de los políticos de siempre para hacer lo que siempre han hecho.
En Coahuila todos anticiparon un triunfo del PRI PAN PRD. Unos decían que MORENA había negociado con el PRI ese estado a cambio del EDOMEX, otros que la división de la coalición oficialista provocaría el triunfo del candidato Manolo Jiménez, otros -los más sensatos-, que se daba una mezcla afortunada de un gobernador bien evaluado con un buen candidato y una buena estrategia de campaña.
Los resultados muestran un crecimiento significativo del voto a favor del PRI en Coahuila. En 2021 obtuvo el 23.5% de la lista nominal y en 2023 el 26.7%, un incremento 85 mil votos. El PRI por sí solo logró más del 47% de la votación y habría derrotado a MORENA con el PT y PVEM si se sumaran sus votos. Esta votación a favor del PRI es atípica en los tiempos actuales.
El PAN perdió votos, cerca de 75 mil entre las elecciones de 2021 y 2023. Su representatividad disminuyó al pasar del 7.3% al 3.9% de las respectivas listas nominales vigentes en el estado. El PRD incrementó su presencia del 0.5% al 1.5%. MORENA redujo su fuerza en Coahuila al pasar del 18% al 12.1% de la lista nominal entre ambas elecciones, obtuvo 127 mil votos menos, de 407 mil a 280 mil.
Comparto con usted, amable lector, algunas conclusiones de este proceso electoral:
Cuando MORENA lleva la ventaja en una elección, las encuestas suelen sobreestimar esa ventaja. No son los encuestadores sino los informantes quienes, por diferentes razones, suelen responder que votarían por ese partido cuando en realidad no tienen esa intención.
MORENA puede ganar una elección con una mala candidata o candidato a condición de conservar la unidad de los partidos satélites, el PT y PVEM, así como la disciplina de los precandidatos. Cualquier ruptura disminuye la rentabilidad electoral de esa alianza, sobre todo si quien rompe es cercano a Andrés Manuel López Obrador.
La oposición puede ganar a condición de nominar a un candidato o candidata que goce de credibilidad ante los ciudadanos. La fortaleza política opositora está correlacionada con la legitimidad de la candidatura que la represente. La fórmula para construir esa legitimidad pasa por designar al candidato mediante un proceso político novedoso, fuera de los partidos y cercano a la sociedad civil, de lo contrario le ocurrirá lo mismo que a Alejandra del Moral.
En el balance de ambas elecciones, la coalición del PAN PRI PRD obtuvo 3.49 millones de votos contra los 3.76 millones de MORENA PT y PVEM. 48.2% obtuvo la oposición contra el 51.8% del oficialismo. La cosa se ve cerrada rumbo al 2024.