Las casillas se abrieron con retraso, la gente esperaba ansiosa y desesperada pero a la vez muy disciplinada y respetuosa de las medidas sanitarias para ejercer su derecho a votar. Hubo incidentes en algunos centros de votación que afortunadamente quedaron en solo pérdidas materiales, se dieron hechos violentos con el fin de amedrentar a los electores, sin embargo, todos fueron aislados y sin un impacto considerable.
A pesar de lo anterior así fue transcurriendo la jornada electoral más grande de la que se haya tenido registro en el país, la gente se expresó y estuvo a la altura de las circunstancias, salió a votar y contribuyó al desarrollo democrático.
El INE hizo lo que mejor sabe hacer de la mano de la ciudadanía, dando a notar que es un pilar para la estabilidad y desarrollo del país, los actores políticos fueron (hasta cierto punto) responsables en sus expresiones y respetuosos de los resultados, demostrando una madurez y compromiso político para propios y extraños.
No obstante, es preciso analizar que la democracia no solo se debe manifestar un domingo cuando los ciudadanos son convocados a las urnas, no solo cuando usas tu credencial para votar en tu casilla correspondiente, ni cuando solo participas en los asuntos públicos a cambio de una remuneración económica.
La democracia va más allá, se manifiesta en la libertad de expresión, en la inclusión de grupos vulnerables, en la formación ciudadana y sus actos cívicos, en el respeto a las ideas y preferencias de cada individuo, en el hecho de involucrarse para mejorar cualquier aspecto que beneficie a las personas.
A final de cuentas, al día siguiente de una elección seguiremos en el mismo territorio, en el mismo espacio, en la misma sociedad donde nos hemos desarrollado, al día siguiente el país seguirá ahí, con sus peculiaridades, con sus problemas estructurales, con sus aspectos positivos y negativos.
Al día siguiente la gente habrá de sentirse satisfecha por expresar su voluntad de manera pacífica y ordenada, por hacerse autores de la democracia y darle una forma palpable, por defender sus ideales y sus ganas de transformación o mantenimiento de su preferencia política.
Al día siguiente todos tenemos la oportunidad de aportar desde nuestra trinchera lo que más ayude al país y a su gente sin importar los colores bajo los que se desarrolle un nuevo gobierno.
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