En 35 días Claudia Sheinbaum ha visitado 53 ciudades de las 32 entidades. En sus 100 eventos, ha transmitido la transcendencia de las políticas sociales del presidente Andrés Manuel López Obrador y la importancia de cerrar filas frente a la manipulación de la información y los ataques de la oposición.
También se ha detenido a escuchar las inquietudes de distintos sectores de la población. Claudia sabe que la buena política no es de élites. Sabe que el pueblo deposita su confianza y esperanza en un proyecto y se le debe responder sin margen para fallar. Que es indispensable escuchar y sentir al pueblo.
Recientemente narró una anécdota de su visita a Valles Centrales Oaxaca, de cómo un compañero indígena se le acercó antes de iniciar una asamblea y le dijo: “coincido contigo Claudia, ya es tiempo de mujeres”. ¿Pero que significa que se pronuncien estas palabras en una región tan remota? Significa que la noción de justicia social, igualdad y reconocimiento de capacidades de las mujeres está permeando en todos los rincones del país.
La importancia de la llegada de una mujer como Claudia Sheinbaum a la presidencia, no sería sólo para cumplir una cuota de género, significará la caída de estereotipos y sesgos que rodean a la mujer en la política, así como el reconocimiento de sus cualidades como persona y como profesionista.
La ex Jefa de Gobierno de la Ciudad de México ha demostrado que es honesta, capaz, que tiene trayectoria impecable y que aún cuando va a la cabeza en las encuestas, mantiene los pies en el piso y se aferra a los principios del Movimiento que ayudó a crecer. Se le ha visto viajar de manera austera, llegar a aeropuertos solitarios, caminar de la mano de su pareja, regresar a casa a cargar a su nieto recién nacido y mostrar firmeza en entrevistas claramente diseñadas para golpearla. Todas sus acciones son observadas con lupa por detractores, sacadas de proporción y de contexto por algunos medios de comunicación y difundidas por tuiteros conservadores.
Claudia se mantiene firme y digna, porque la mueven ideales de justicia y mejores condiciones de vida para todos y todas. Sabe en dónde concentrar sus esfuerzos: compartiendo con mujeres maquiladoras, aprendiendo de las artesanas, echando “cascarita” con las juventudes, reconociendo y agradeciendo a quienes la esperan bajo la lluvia.
La Dra. Sheinbaum no pretende ser alguien que no es, no busca la validación de las élites o de la
opinocracia tuitera, ni necesita hacer malabares para subir en las encuestas.
Ella sabe que la consolidación de la 4T se logrará haciendo territorio; sabe que el neoliberalismo dejó gran devastación, que aún hay brechas y heridas sociales por cerrar y que la esperanza es el humanismo mexicano. Por eso, hoy, es tiempo de Claudia.
Por Mtra. Gabriela Jiménez Godoy, activista social y militante de MORENA
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