En las elecciones venezolanas de julio de 2024, la oposición derrotó a Nicolás Maduro como lo evidencian las actas que se han logrado recuperar. Con el gran liderazgo de María Corina Machado en la candidatura de Edmundo González, alcanzaron una ventaja de 2 a 1 frente a la maquinaria del Estado. Maduro no sólo no reconoce la derrota y ha inventado un resultado a su favor que no pude demostrar con votos, sino que ha iniciado una represión violenta en contra de la oposición.
El 5 de diciembre de 1993, fue la última vez que los venezolanos tuvieron democracia al poder votar libremente por Rafael Caldera, quien estuvo al frente del país hasta 1999 cuando llegó al poder Hugo Chávez, quien fue visto como un “salvador del pueblo” y logró reelejirse en tres ocasiones. En 2013, Chávez fallece y su lugar es tomado por Nicolás Maduro, quien se reeligió en 2018 y ahora, en 2024, entre el autoritarismo y el fraude, nuevamente se proclama ganador.
La comunidad internacional ha realizado presiones, al grado que la Organización de los Estados Americanos (OEA), ha pedido que se imputen cargos penales en contra de Maduro por estar llevando a cabo un baño de sangre, a la fecha, ya hay muertos y miles de detenidos por protestar en contra las injusticias suscitadas. Sin embargo, por el momento, Venezuela no ha respondido a dichas presiones internacionales.
No obstante, Maduro ha perdido el apoyo de algunos gobiernos de izquierda, por los migrantes que llegan a dichos países huyendo de Venezuela. En el caso de Estados Unidos, hace dos décadas, la prioridad del gobierno era garantizar el flujo de petróleo venezolano. Sin embargo, desde que Estados Unidos buscó su independencia energética, no tiene un compromiso con Venezuela. La razón fundamental de Estados Unidos para buscar la salida de Maduro es la eventualidad de una crisis migratoria, a menos de 100 días de sus elecciones presidenciales.
La violencia y represión incrementarán en Venezuela, y con esto, el rechazo de gobiernos y la comunidad internacional. Pero, la principal amenaza es la coyuntura de las elecciones en Estados Unidos: Kamala Harris necesita que se “resuelva” la crisis en Venezuela para prevenir la oleada de migrantes dirigiéndose a los Estados Unidos. Harris buscará una solución inmediata y equilibrada: negociar la salida de Maduro que garantice su integridad física e impunidad. Pero en caso de que ganara Trump, las posibilidades de Maduro se limitarán a dejar su posición de una forma menos pacífica. Todo apunta a que Maduro estará en el poder por algunos meses, posiblemente un año más, pero que no terminará su mandato hasta 2031.
Yamileth Montaño Trujillo
Economista y financiera por el Tec de Monterrey y Edge Hill University. Actualmente, es miembro del Consejo Nacional de Jóvenes Políticos y Empresarios (CONAJO), socia del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) y Servidora Pública en el Gobierno del Estado de México.