Cuando a la primera ministra británica le comunicaron por teléfono que «el puente de Londres ha caído» sabía que la Reina Isabel II había fallecido y se inició así la «Operación London Bridge», un complejo protocolo cuyos detalles fueron revelados hace dos años por el sitio Político.
El «día D» -como se denominó al día de la muerte de la reina- comenzará con una cascada de llamadas y correos electrónicos a funcionarios y ministros de relevancia, cuyo borrador ya estaba escrito.
«Estimados compañeros, es con tristeza que les escribo para informarles de la muerte de Su Majestad la Reina», escribirá el secretario del gabinete (el funcionario de mayor rango en el Reino Unido) a los ministros.
Tras el envío del mensaje, todas las banderas de Whitehall -la zona parlamentaria- deberán bajarse a media asta en pocos minutos, algo que Downing Street calificó en su momento de «imposible» sin la ayuda de un contratista externo, lo que expondría al primer ministro a la «ira pública».
De igual manera, dentro de los protocolos, los ciudadanos británicos conocieron la noticia a través de una «notificación oficial» emitida por la Casa Real.
La primera ministra será la primera integrante del gobierno en hacer una declaración y el resto de miembros del Ejecutivo no podrán pronunciarse al respecto hasta entonces.
Por otro lado, el Parlamento británico, así como las cámaras autónomas de Escocia, Gales e Irlanda del Norte cesarán su actividad; se anunciará un minuto de silencio a nivel nacional y el Ministerio de Defensa disparará salvas desde diversas ubicaciones.
Protocolo en las redes sociales
La «Operación London Bridge» también incluye un protocolo exclusivo para redes sociales, con la prohibición de retweets en cuentas oficiales y contenido no urgente. El negro bañará los perfiles sociales del gobierno, así como la página web oficial de la familia real.
Sin duda, el «día D» será una jornada frenética para el primer ministro, ya que tendrá una audiencia con el nuevo rey, Carlos, y acudirá al servicio conmemorativo que la Catedral de San Pablo albergará en honor a la reina, una ceremonia de corte íntimo y «espontáneo».
El protocolo contempla diferentes alternativas, dependiendo del lugar de fallecimiento de la soberana.
Si muere en su residencia de Sandringham (este de Inglaterra) su ataúd llegará en un tren y será recibido por el primer ministro en la estación londinense de St Pancras.
Si ocurre en Balmoral (Escocia), se activará la «Operación Unicorn» que la llevará también en tren a Londres, si es posible. Y, si no, la «Operación Overstudy», que trasladará el féretro en avión.
¿Quién será el próximo rey o reina?
El príncipe de Gales, primero en la sucesión al trono, se dirigirá a la nación a las 6 de la tarde, y será proclamado soberano a las 10 de la mañana del día después de la muerte de Isabel («D+1»). Además, en los días previos al funeral realizará una gira por todo el Reino Unido, comenzando en Escocia y finalizando en Gales.
En el segundo día de luto, el féretro con la reina regresará al Palacio de Buckingham, y en el quinto marchará en procesión hasta el palacio de Westminster. Allí, permanecerá hasta el octavo en una caja elevada y abierta al público durante 23 horas al día.
El día «D+10» -jornada en la que se celebrará el funeral de estado- se declarará festivo. El acto se llevará a cabo en la Abadía de Westminster y la monarca será enterrada en la Capilla Conmemorativa del Rey Jorge VI del Castillo de Windsor, junto a su esposo, el recientemente fallecido duque de Edimburgo.
Fuente: EFE