La marcha del pasado domingo en distintos puntos del país, pero sobretodo en la Ciudad de México, causó mucha polémica por las personas que supuestamente asistieron y digo supuestamente porque la cifra real, nadie la tiene.
Y es que mientras el gobierno federal dice que hubo más o menos 50 mil asistentes, Guillermo Valdés Castellanos, ex director del CISEN, hizo un cálculo de 640 mil personas, números que no sé ustedes, pero se acercan más a lo que vimos en redes sociales.
Y justamente tocando el tema de las redes sociales, no faltaron los videos en los que se exhibe a supuestos “acarreados” que no sabían ni a lo que iban, ni quién los invitó, ni cómo se llaman, ni quién los parió, literalmente, tal parece que cuando se trata de ridiculizar algo o alguien, todo mundo olvida su procedencia y el actuar de su presente, pero acarreados o no, la realidad es que el movimiento fue notorio.
Dejando de lado la marcha y tratando de analizar un poco la reforma electoral que propone Andrés Manuel López Obrador, resaltan cuatro puntos que considero viables y que de avalarse, beneficiaría mucho en materia económica:
1.- La reducción de diputados y senadores.
2.- La disminución del financiamiento a partidos políticos.
3.- La reducción de los minutos diarios para promocionales de los partidos.
4.- Incluir el voto electrónico.
Estos tres aspectos marcan pauta positiva, al menos socialmente hablando, para que la reforma sea vista con buenos ojos, aunque políticamente esto represente una dictadura, sobretodo para aquellos partidos políticos que sin dinero y sin seguidores terminarán por extinguirse si o si. Al final el que divide el voto vencerá y en eso AMLO es experto.
El disparate de esta reforma y en mi opinión, el punto que ni si quiera debería ser opción, es que los consejeros del INE y magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación sean elegidos por medio de voto popular en elecciones abiertas. Porque sin agraviar a nadie, en nuestro México lindo y querido, muchas personas votan por el candidato guapo y varonil o por la candidata viral de las redes y no por el mérito académico y profesional al para desempeñarse como magistrado o consejero, es decir, no estamos hablando de la vacante del mes.
Por lo demás, se piensa como una reforma que nos regresa al viejo sistema del PRI, que busca cambiar el nombre del Instituto Nacional Electoral para funcionar en virtud de un solo partido político, en este caso Morena, pero también seamos honestos y es que mantener a 128 senadores, 500 diputados, pagar segundos en mensajes políticos y seguir imprimiendo boletas cada elección, nos está saliendo más caro.
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