Lo que más deseamos es la atención del nuevo, de lo viejo y del color del momento porque nos urge saber ¿para cuándo la propuesta? en esta ocasión la pregunta surge a razón de los datos recientes de la Encuesta Nacional de Seguridad (ENSU) publicada por parte de INEGI hace una semana, el 18 de enero para ser más precisos, en la misma se presentan los datos del cuarto trimestre del 2023 que son los que quiero presentar con una de las interpretaciones más terrenales para entender cómo nos pegan o nos ayudan los mismos en el día a día.
Primero entendamos que esta encuesta tiene como finalidad exponer información de la percepción social sobre la seguridad pública en su ciudad y la misma tiene una representación nacional con la veracidad que avala INEGI. Pero vamos a darle a estos numeritos un significado mayor que el comunicado que seamos honestos algunos ni sabemos ni nos interesa saber si existe.
Si no sabíamos de estos datos o si bien fueron vistos pero los limitamos a un ¡ésta bien canijo! o “mi ciudad no es la que tiene mayor percepción de inseguridad, no estamos tan mal” estamos quitándole a los datos la posibilidad de exigir que en estos momentos de pre-campañas, intercampañas o bien el momento del silencio hasta próximas fechas o cómo le quieran nombrar, que justo en este momento nuestros “próximos” candidatos presidenciales estén más preocupados en datos como estos para generar las propuestas y otra parte de su equipo en su imagen y generación de contenido.
Nuestros próximos candidatos deberían ya en calidad de urgente con su equipo, con gente con experiencia, con conocimiento estar generando propuestas basadas en datos como estos de seguridad pública que avanzan rápidamente de la mano del crecimiento de la sociedad, de cómo crecen las ciudades, los municipios, la población etc.
En esta encuesta se resume que, a nivel nacional, en diciembre de 2023, 59.1 % de la población de 18 años y más consideró inseguro vivir en su ciudad. Siendo las mujeres con un 64.8% sobre los hombres con un 52.3% las que tienen una mayor percepción de no sentirse seguras, ahí en el lugar en dónde se desplazan, ahí en donde se mueven para trabajar, para ir a la escuela, al trabajo, ahí en donde viven
La población que tienen una mayor percepción de inseguridad es Fresnillo, con 96.4 %; Naucalpan de Juárez, con 91.0 %; Uruapan, con 89.9 %; Ecatepec de Morelos, con 88.7 %; Zacatecas, con 87.6 % y Cuernavaca, con 85.7 por ciento, lo cual es coincidente en algunos lugares como Fresnillo y Naucalpan con los resultados a la pregunta de la percepción de la efectividad del gobierno para resolver problemas.
Pero bueno esto ¿Qué es? pues para pronto en otras palabras existe la percepción de no estar seguros en los cajeros, en la vía pública, en el transporte, etc. Sí justo ahí en donde nos movemos todos los días en esos espacios, además de que un 48.1% de los encuestados reporto haber modificado los hábitos y un 42.5% modifico rutinas como los permisos a los hijos, los traslados de sus hijos, el salir o no salir de su vivienda, las actividades sociales y sus horarios. En eso se traduce una percepción de inseguridad en cómo me siento como ciudadano al caminar por mis calles, el cómo llego del trabajo, el cómo se van y regresan mis hijos de la escuela o el tipo de actividades que realizan. Además, se estimó que el 25.8% de las personas ha sido víctima de algún delito él o sus familiares desde robo a casa habitación, robo de automóvil, robo en el transporte público entre otros.
En este reporte del último trimestre se identifican más datos y esto se mide para tener un referente, emprender, modificar, y/o evaluar acciones. Estos datos sirven para la política pública que aborda esta problemática, entendamos que lo que se mide no es para la crítica, lo que se mide se puede mejorar por ello es fundamental entenderlo y eso sin nombrar las implicaciones que tiene para las personas el sentir que el espacio en el que viven es seguro.
El contexto tiene líneas o parámetros que marcan el comportamiento de los integrantes de ese espacio debido a que se asume con normalidad lo que pasa, lo que sucede comúnmente, lo que es permitido. No se pueden entender las reglas o las leyes sin tener una referencia de cómo se ponen en marcha, el contexto es un factor determinante para las formas en las que nos conducimos como sociedad.
La violencia es también un tema de salud pública y así tendríamos que identificarlo y nombrarlo para que las propuestas, las estrategias y sobre todo las políticas públicas la alcancen en sus diferentes dimensiones como la atención y sobre todo la prevención por mencionar algo. Es violencia comunitaria también el no contar con los servicios públicos como sociedad y esto es un día a día, así que las cifras si nos tocan, el número es muy frío y quizá falto de significado, pero el ponerle nombre de un conocido o de nosotros mismos cuando somos víctimas de la inseguridad eso no lo hace frío.
Por eso nos urgen que lo nuevo, que lo viejo y que el color del momento ponga manos a la obra para las propuestas que puedan brindarnos como sociedad la posibilidad de volver a caminar en las calles, de sentirme segura, de poder permitir que nuestros hijos jueguen en la calle y hagan comunidad, así como de retirar el dinero fruto del trabajo sin problema y poder desplazarme en transporte público en estas ciudades que cada ocasión crecen más.
Ser el titular del ejecutivo federal no es el fin, sino la posibilidad de servir y de servirse y no lo digo por servirse del erario público sino de hacer bien las cosas para que su familia, para sus afectos, para la gente que los apoya y para que ellos mismos puedan transitar nuestro país con la tranquilidad y en un proceso de desarrollo y crecimiento como todos queremos hacerlo.
Gobernar no es un acto ni de amor al pueblo, ni de que hayas pasado lo mismo que yo con carencias, tampoco de ser la opción de última hora, gobernar un país como México no es un acto de buena voluntad es un acto de lealtad, de pasión y de congruencia.