MÉXICO: UNA SOCIEDAD A REPARAR

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Pertenecer a la sociedad mexicana es un papel protagonista para luchar contra las distintas vicisitudes que se presentan en el día con día. Cada uno de nosotros, podemos y debemos aportar una mínima cantidad de solidaridad y respeto hacia con nuestro entorno. Es necesario hacerlo para levantar a nuestro país. Porque si bien, a veces leemos o escuchamos que “todo está perdido”, no es así. Está en manos de todos los que formamos parte de las treinta y dos entidades federativas que conforman México, ayudar a repararlo. Hay que consolidar el bien común con granos de transparencia, honestidad y firmeza. No importa si tenemos un empleo en el campo, o si lo tenemos en la ciudad, lo que es indispensable es la forma en que hacemos esa labor. Me refiero indiscutiblemente a la pureza del trabajo como manera de llegar a un país sin corrupción.

Probablemente sea algo utópico para algunos, pero para otros sea una verdadera meta. Y es que la culpa no es absoluta del gobierno, la culpa es de todo el conjunto en general. Si bien es cierto que el gobierno a través de sus políticas públicas debe implementar mecanismos óptimos para salvaguardar los principales intereses de sus ciudadanos y así satisfacer sus necesidades. Éstos deben actuar con igual reciprocidad para que esos mecanismos puedan funcionar tal cual su finalidad. Hablo de educación, de salud, de seguridad, de trabajo y de más elementos básicos para conformar una sociedad loable. Pero dichos elementos deben pulirse al momento de plasmarlos en una ley, en un reglamento o en cualquier ordenamiento. Para que no queden en letra muerta como actualmente sucede.

México es un país satisfecho por un ordenamiento jurídico rico en derechos y obligaciones para su población, pero insatisfecho porque ese contenido no se aplica con certeza y certidumbre. La mayoría de las personas mexicanas no conoce, al menos, todos sus derechos fundamentales consagrados en la Constitución Federal. Y para que un estado crezca es sumamente importante el conocimiento de sus normas jurídicas por parte de quienes lo habitan. Me pregunto ¿Qué finalidad tiene legislar para proteger ciertas situaciones o grupos vulnerables, si no se hace lo posible para que esas leyes lleguen al conocimiento de sus destinatarios? Se requiere una cultura jurídica mínima. Necesitamos gente conocedora de sus leyes. Se exige una verdadera sociedad política.

No es absurdo que sigan sucediendo eventos tan atroces en la actualidad, porque aún no se ha hecho casi nada. El gobierno en sus tres ámbitos, no ha optado por someter las medidas urgentes que se solicitan. Iniciando por quienes representan esos cargos, desde mi percepción, un porcentaje muy alto de esas personas se encuentran colocadas por las famosas “palancas”. Cuya finalidad última es crear o acrecentar su patrimonio para luego querer más y más. Y el cuento nunca acaba. Entonces desde ahí, deberíamos considerar.

Es imperativo cambiar ese sistema político, ya que desde Presidentes Municipales hasta Presidentes Federales existe un sinfín de obscuridad cuando nosotros, los ciudadanos, lo que buscamos es una vida política dignificada. Para poder corresponder de la forma indicada y así cumplir con aquel ciclo de ingresos – egresos (gobierno – sociedad).

Ahora bien, como segunda cuestión, hay una interrogante más: ¿Cabe la posibilidad de una verdadera educación de calidad? Los ciudadanos la necesitamos y no la vemos en práctica. Vuelvo a resaltar, no funciona de nada tener establecidos principios, características, deberes y obligaciones en cuanto a la educación si en realidad no se ven reflejados en donde tuvieran que verse.

Esta consideración es muy importante, porque la educación es primordial para el desarrollo de las familias, de las ideologías, de los pensamientos y de los objetivos que cada persona crea. Con educación de calidad, dejamos atrás tantos perjuicios, tantas manchas que afectan nuestra esencia. Comenzamos a destacar desde pequeños para que, cuando lleguemos al punto de querer aportar algo a nuestro país, lo hagamos de la manera más transparente posible. Y a esto me refería en mis primeros párrafos, toda vez que si crecemos en un entorno de irrespeto, intolerancia e insolidaridad, nos encaminamos a un mundo negativo. Aterrizamos en un plano de desigualdad y es ahí, en donde comienza el conflicto para concluir en la corrupción.

Precisamente por lo apuntado, reitero que es trabajo de todos reparar a México, no seamos egoístas y aportemos lo poco o mucho que podamos. Se puede trabajar honradamente, se puede crecer con calidad, y más que nada, se puede vivir en un país tranquilo y con esperanza de desarrollo económico, social, cultural y político.

No vivamos por vivir, vivamos por un fin exigiendo y dando respeto, creando vínculos de transparencia y colaborando para armonizar una política sustentable.

Héctor Guevara Delgadillo

Abogado, egresado de la Escuela Libre de Derecho de Puebla A.C.

Ha colaborado en dos despachos jurídicos especializados en materia privada de la Ciudad de Puebla y en el área jurídica de la Secretaría de Educación del Estado de Puebla, en el periodo de 2019 a 2021.

Actualmente cursando un Máster en Derecho Privado Patrimonial en la Universidad de Salamanca, España.

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